La Charqueada

Salí de Treinta y Tres capital, por la ruta 17.  Hacía poco habíamos recorrido el tramo hasta la 18 rumbo a Río Branco. Pero las historias sobre los ríos Tacuarí y Yaguarón, quedan para otro relato. Esta vez viajaba rumbo a La Charqueada, pueblo formalmente llamado General Enrique Martínez, ubicado sobre la costa del río Cebollatí, donde oficia de límite departamental con Rocha.   Me aproximaba así, al humedal, uno de los sitios Ramsar designados en Uruguay, con el nombre de Bañados del Este y Franja Costera.

Hasta hace poco tiempo, la importancia de estos sistemas era menospreciada, considerándoselos meras acumulaciones de agua, como si eso fuera poca cosa. Actualmente se sabe mucho más acerca de los servicios ecosistémicos que nos reportan y de la compleja diversidad biológica que sostienen. De igual forma, se sabe de lo sensibles que son a la actividad industrial que se lleva a cabo en sus áreas de influencia.

A causa de aquella soberbia, concretamente en estos humedales, desde finales del siglo XIX , a ambas márgenes del Cebollatí, se han desarrollado obras de drenaje de las lagunas, modificación de los cursos de agua y desecación de los bañados, con el objetivo de generar mayores superficies de pastoreo y, más adelante en el tiempo, para canalizar aguas hacia el arrozal.  Del lado rochense, también se levantaron diques para depositar agua marina, bombeada desde la playa de La Coronilla, a fin de extraer la sal. (1)   Todas estas alteraciones sumadas al uso mas reciente de agrotóxicos (llamados con el eufemismo de fitosanitarios), pusieron en situación crítica a algunas especies.

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Dragón ( Xanthopsar flavus ) . Considerado vulnerable a nivel global.

Me provoca sentimientos encontrados observar, por ejemplo, un ave en peligro de extinción.  Por un lado me alegro, porque soy afortunado de estar justo ahí para apreciarla. Por otro, sé qué, ese privilegio, es consecuencia de que la posibilidad de hacerlo es cada vez menor.  Aún con esos pensamientos, iba feliz de la vida en esa mañana. Los colores me parecían increíbles y cada poco paraba para sacar la cámara y capturar alguna imagen. Los cuervos, dueños de los cielos bajo los que había acampado en la sierra, quedaban atrás.

En una de las paradas me encuentro al Martín Pescador mirando fijamente la superficie de una cañada.

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De repente se lanzó en picada, sumergiéndose en el agua. Demoró un par de segundos en salir, tiempo suficiente para que me imaginara que iba a emerger con un pez en el pico. Eso era lo que los había visto hacer hasta el momento. Pero esta vez no era pez.

Martin pescador secuencia
Martín Pescador Mediano comiendo un cangrejo (o algún otro artrópodo).

Durante los poco más de 60km que separan a Treinta y Tres de La Charqueada fui observador de varios espectáculos naturales. Como el Gavilán Alilargo que se me cruzó por delante para lanzarse a la cuneta y cazar un roedor que comió a unos metros de distancia. Y así, contento como un botija en el recreo, entré al pueblo.Gavilán Alilargo

Fui bien recibido y al rato ya conversaba con hombres y mujeres locales. Me sentí a gusto y me quedé un par de días.   Percibí dos cosas principalmente. El ritmo lento de los acontecimientos, ajeno a la ansiedad de la ciudad, apoyado en una profunda relación con el río por parte de sus habitantes; y en alguna gente mayor, el peso de largos años de trabajo entre las taipas, muchas veces en condiciones que nunca debieron ser aceptables. Tal vez la canción que canta Zitarrosa y que compusieron Perdomo y Ramos pueda graficar ésto un poco mejor.DSCN2464 (2)

  • ¡Cómo hay bichos acá!. *No, acá no hay nada. +¿Cómo que no? si le acabo de sacar fotos a los chajás. *Acá no hay nada, donde hay es en el arrozal, hay por cientos. Tendríamos que ir si ud tuviera más tiempo. Yo tengo sus marcas en el cuerpo. +¿Qué marcas? *Estas cicatrices. Cuando muchachos los fuimos a cazar y cuando nos arrimamos se nos vinieron encima. Tienen una púa en el ala como el tero, pero grande y son pesados.

Si bien yo quizás comería pasto antes que fauna nativa, no puedo dejar de sentir empatía por el señor con el que hablaba. Para el peón del Arrozal 33, todo bicho que camina (se arrastre, nade, vuele o cualquier cosa que haga) va a parar al asador y una buena tortilla puede hacerse con huevos de gaviota.  Desearía que fuera diferente, la fauna ya ha recibido más presión de la puede tolerar, pero no soy tan frívolo como para pensar que se trata de lo mismo que hacen un grupo de descerebrados hombres urbanos con todas las necesidades satisfechas, cuando salen tirotear en semana santa, muchas veces con resultados muy bizarros y dañinos para la naturaleza y para ellos mismos.

Quedé con ganas de visitar la Isla del Padre y llegar a la Laguna por agua. Pero la invitación ya está aceptada y seguramente vuelva para hacerla efectiva.

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Laguna Merín cerca de la desembocadura del Tacuarí en diciembre 2015 (foto: Fran).

*Mire que no se nadar, papá no nos dejaba y nunca aprendí. Por eso ando despacio aunque tengo motor en el bote. Era duro el viejo nuestro. Me pegó hasta los 21 años. Me había dado varios palazos y yo aguanté. Pero cuando terminó le dije: Ésta es la ultima vez que me toca. Porque la próxima, por cada palo que me dé, yo le voy a dar cinco. Y fue la última nomás.

Caminé unos cuantos km siguiendo al río; tuve que pasar algunas porteras. Ojalá fuera más práctico identificando flora. Sin guía se me escapa la mayoría. Necesito a mi técnica preferida, pero esta vez viajé solo. Igual puedo decir que en toda la rivera abundan los ceibos, sauces criollosplumerillos , congorosas , las pindó guayabos del país y pitangas. Pensé que si volviera para el final de la primavera, vería un espectáculo muy distinto porque la floración pintaría todo con otros colores y me impregnaría del agridulce sabor del ñangapiré. También me gustaría ver florecer a los ceibos blancos,  multiplicados a partir de un ejemplar que mutó en la zona y que Lombardo , identificó en los `60s.  Si bien abundan los coronillas, cina cinas, talas, molles y otros arboles de madera dura, en mi recorrido no encontré troncos antiguos. Esos ya se los llevó el hacha. Ahora, aparentemente está más controlada la monteada, de lo que no doy fe.  Lo que si está permitido cortar es el Fresno, especie introducida que ha invadido ya buena parte del monte.

Otro habitante exótico de la zona, también invasor, se trata de un mamífero: el jabalí.  Es parte del legado de Aarón de Anchorena y ha proliferado por toda la región, causando impacto en los ecosistemas y en la actividad humana, comprobando que no es buena idea llevar y traer plantas o bichos de un lugar a otro.  Uno de los hombres con los que conversé, me mostró algunas cabezas que embalsama como trofeo de caza para venderle a los turistas.

Se venía la tormenta y decidí tratar de ganarle la carrera hasta el Chuy. Lo hubiera logrado de no ser porque me detuve muchas veces a tomar fotos y porque viajé muy despacio ya que el palmar me atrapó con su belleza. La cuestión es que crucé el Cebollatí en la balsa y dejé atrás al departamento de Treinta y Tres que tanto me había aportado nuevamente.

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(1) En el capítulo X «La Laguna Merín y su Cuenca» del libro «Ríos, Lagos y Montes Indígenas del Uruguay» (Praderi, Vivo, Vázquez Praderi, ISBN 997448032-6), está claramente detallado el proceso en el tiempo y las consecuencias que originó.

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8 comentarios en “La Charqueada

  1. Qué hermosas vivencias
    Nos informan sobre la fauna y flora, pero , tan importante también, sobre la hermosa gente que habita la zona.
    Adelante y gracias

  2. Felicitaciones de todo corazón y continúa con este maravilloso trabajo, acá estoy con tu técnica preferida.

    Muchos saludos, Marisa

  3. Sabes lo que he recordado de esos parajes ,me crié ahí con los lagartos sercade la bomba .alrededor nuestro teniendo cuidado con sus colas .todas esa belleza de avesde tímido tipo de los arrozales kascigueñas lis patos mulitas libres con sus crías las serpientes cruzeras .que con ramas y las asustabamos y se iban de nuestros caminos nunca tuvimos problemas éramos pequeños y cruzabamos los Montes del Cebollati y Olimar .Quizás no crean todo lo que recuerdo siempre estábamos acompañados con gente de la zona criadas ahí .y no teníamos miedo …. Belleza que ahora no sé si está cambiada .hasta unos años atras muy pocos cambios de las viviendas más prolijas sus jardines nuestro rancho tal cual pintado de blanco .la usina de la luz .con gran fuerza del agua da luz a toda la zona … No lo olvido y era pequeña …..

    1. Hola! Me alegra mucho que te traiga buenos recuerdos! ¿Y cómo no voy a creer lo que contás? Me encanta. Bienvenidos son tus comentarios y sugerencias. Abrazo grande.

    1. Me alegra que te gusten! Son un poco viejas ya. Afortunadamente pasé por el Cebollatí varias veces después y tengo unas cuantas imágenes nuevas que casi seguro publique más adelante. Un abrazo

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